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A lo largo de la historia, ha existido un núcleo común de enseñanzas espirituales y filosóficas que ha surgido en diversas culturas, a veces de forma pública y dominante —como en la antigua Grecia— y otras veces transmitido en secreto a unos pocos.
Aunque con distintos estilos y énfasis, sus principios esenciales han permanecido inalterables a lo largo del tiempo.
Este cuerpo de enseñanzas es conocido hoy como filosofía perenne, tradición esotérica o Teosofía. Se le llama “esotérica” porque trata con aspectos ocultos de la naturaleza: leyes invisibles que rigen tanto el universo como la vida humana. Lejos de ser algo oscuro o confuso, se ocupa de las grandes preguntas de la existencia y busca comprender los principios que sostienen el mundo visible e invisible. Se conoce como Brahma Vidya, o Ciencia Divina.
Los verdaderos esoteristas son investigadores de lo oculto, parecidos a científicos, pero enfocados en lo espiritual. Para ellos, el mundo físico es solo la parte externa de una realidad más profunda e invisible, de la cual emanan todas las cosas.
Esta sabiduría ha florecido en muchas culturas: en Caldea, Persia y Egipto; en la Kabalá hebrea; en las enseñanzas de Lao-Tsé, Confucio, Shankara y Buda en Oriente; y en los misterios griegos a través de filósofos como Pitágoras y Platón. Amonio Saccas, en el siglo III, fue el primero en usar el término "Teosofía" al intentar unificar las religiones y filosofías de su tiempo bajo una ética común.
Incluso en el cristianismo primitivo, especialmente entre los gnósticos, sobreviven trazos de esta tradición. Se dice que Jesús transmitió enseñanzas más profundas a sus discípulos más cercanos, posiblemente influido por los esenios.
Aunque todas las religiones conservan fragmentos de esta sabiduría, con el tiempo la cultura occidental se desvió hacia el materialismo y los dogmas. La pérdida de centros de conocimiento como la Biblioteca de Alejandría, el aislamiento entre Oriente y Occidente, y el predominio de un pensamiento más empírico, como el de Aristóteles, contribuyeron a que esta visión profunda del universo quedara en segundo plano.
Sin embargo, la tradición esotérica sigue viva, recordándonos que la verdad última no pertenece a una religión o cultura específica, sino que está al alcance de todo buscador sincero.
La Eterna y Divina Sabiduría ha sido llamada Teosofía.
Sus enseñanzas vinculadas a las leyes de la naturaleza y de la vida humana en sus dimensiones física, mental y espiritual se basan en los testimonios acumulados por «innumerables generaciones de clarividentes iniciados». Como la total comprensión de todo esto ha estado durante edades más allá de la capacidad de comprensión del hombre común, y aún lo está, ha recibido el nombre de «doctrina secreta»; un cuerpo de enseñanzas misteriosas reveladas solamente a los pocos individuos más avanzados espiritualmente.
Sin embargo, fragmentos de esta doctrina han sido desvelados por Adeptos en los primeros escritos de la Sociedad Teosófica, hacia finales del siglo XIX. En estos escritos se expone un vasto plan evolutivo que abarca desde los orígenes universales hasta las posibilidades de desarrollo del ser humano otorgando sentido y propósito a su camino de crecimiento interior.
Los teósofos, o más propiamente los estudiantes de Teosofía, son buscadores de este conocimiento, pero buscan su adquisición no con fines egoístas, sino con el anhelo de aplicarlo en la vida como una guía para aquello que el mundo más necesita: altruismo, amor y servicio.

Teosofía es una palabra de origen griego (Theos=Dios, Sophia=Sabiduría) que significa Sabiduría Divina. El nombre ha sido utilizado desde el siglo III después de Cristo, pero el sistema de enseñanzas al que se refiere lo encontramos, bajo otros nombres, tan atrás como retrocedemos en la historia que conocemos de la Humanidad.
La Teosofía ha sido definida muchas veces. Pero la Sabiduría Divina no puede ser encerrada en palabras. Todas las afirmaciones acerca de la Teosofía son parciales y tentativas. La Sabiduría Divina, que es la Verdad, debe ser descubierta por la experiencia de cada uno, por sí mismo.
La Teosofía postula el conocimiento de la Verdad. La tradición teosófica afirma que los seres humanos, mediante la exploración de las profundidades de su propia naturaleza, pueden llegar a experimentar la Verdad. Esta experiencia es la Teosofía, la Sabiduría Divina, el conocimiento de la Realidad última.
La Teosofía también postula los principios de la existencia. La tradición teosófica afirma que toda La Vida es una, que la Ley gobierna el Universo y que un proceso de Evolución está trabajando en todas partes. En el ámbito de la vida humana, estos principios se manifiestan como la fraternidad universal, el desarrollo de las potencialidades del ser a través de la reencarnación bajo la ley del karma y de la perfectibilidad del ser humano mediante la auto-trascendencia.
La Teosofía es la luz que brilla a través de las lámparas multicolores de la religión. Es el hilo de la verdad en escrituras, credos, símbolos, mitos y rituales. La Sabiduría Divina es una, los caminos hacia ella son muchos.
Las enseñanzas conocidas como Teosofía se dividen en dos grupos:
En primer lugar, la Teosofía nacida del conocimiento directo de La Realidad.
La tradición afirma que el ser humano, en su naturaleza esencial, es una parte o aspecto de Esa Realidad, que las grandes religiones del mundo siempre han reconocido bajo el nombre de Dios. Debido a esta identidad interna, el ser humano puede conocer a la Divinidad directamente, sin intermediarios. Esto lo hace a través de un largo proceso de auto-descubrimiento hasta que, en la realización de sí mismo, experimenta el hecho de su identidad con La Realidad. Después de ello, ya no puede haber para él duda o muerte, pecado o dolor. Este estado, descrito por los místicos como la «unión con Dios» es la meta conocida por diversos nombres como liberación, salvación, iluminación o nirvana.
De este modo, la Teosofía es la declaración de la identidad del ser humano con La Realidad y de su consecuente capacidad de conocer esta última a la que a través de la historia hemos llamado Dios.
«Conocerás la Verdad, y la Verdad te hará libre.»
«Has de saber que tú eres AQUELLO.»
El segundo significado de la Teosofía es una consecuencia del primero. El estudio de las grandes religiones, pasadas y presentes, y de las enseñanzas de los sabios cuyos escritos han llegado hasta nosotros a través de muchos siglos, muestran la evidencia de un cierto cuerpo común de conocimientos relacionados con la Divinidad, el Ser Humano y el Universo. Este cuerpo de conocimiento, el más elevado factor común de todas las enseñanzas religiosas y filosóficas desde el remoto pasado, también es llamado Teosofía.

Sus principios básicos pueden resumirse así:
1 Toda la existencia es una unidad.Todas las unidades aparentemente separadas son partes de un Todo único.
2 Toda la existencia está gobernada por leyes invariables. Estas leyes se aplican tanto a la parte visible como a la invisible de la Naturaleza, al Universo y al Hombre.
3 La evolución es un hecho en la naturaleza. Por medio de la interrelación entre espíritu y materia, entre vida y forma, las infinitas posibilidades del ser, emergen gradualmente de su estado de latencia al de expresión activa.
4 La humanidad es una fase en el proceso evolutivo. La fase humana se diferencia de las anteriores principalmente en el hecho de la auto-consciencia, que le otorga únicamente al ser humano la responsabilidad por sus acciones y el poder de dirigir el curso de su evolución futura.
5 Cada vida humana, desde el nacimiento hasta la muerte, es parte de un esquema total de evolución individual. Este esquema está determinado por ciertas leyes que operan constantemente. Las más relevantes para comprender las condiciones de la vida diaria son:
- La ley del ritmo, que hace que la vida y la muerte se sigan una a la otra como el despertar sigue al dormir en el ciclo diario.
- La ley de acción o Karma, que relaciona cada suceso con aquellos que le precedieron y con aquellos que le siguen, puesto que las causas están relacionadas con sus efectos.
6 El individuo, como parte de la Existencia Una y dotado de autoconciencia, tiene el poder de liberarse a sí mismo de todas las limitaciones de una existencia meramente humana y conocer por propia experiencia el hecho de su identidad con Dios.
7 El camino del conocimiento de nuestra propia Divinidad es en sí mismo una consecuencia del cumplimiento de la ley natural. Este camino puede ser encontrado y seguido por aquellos que están dispuestos a estudiar las leyes de la naturaleza y a adaptar sus vidas a aquellas condiciones que hacen posible el descubrimiento de la Verdad.
Este cuerpo de enseñanzas, conocido como Teosofía, no se expone como un credo a ser aceptado con base a autoridad alguna. Es una exposición de los hechos de la existencia tal como han sido descubiertos y comprobados por incontables generaciones de estudiantes. Estas doctrinas se exponen delante del investigador como hipótesis, hasta que él desarrolle en sí mismo el poder de investigar su veracidad y de unirse a las filas de los conocedores.
Platón y Aristóteles:
La historia muestra un núcleo de enseñanzas que han aparecido a través de las edades, algunas veces enseñadas abiertamente y dominando una cultura, como en la antigua Grecia, y otras veces enseñada en secreto a unos pocos seleccionados. Esos principios han tenido estilos bastante diferentes y en distintos momentos se han enfatizado diferentes aspectos, pero los fundamentos han permanecido invariables a través de los siglos. Este núcleo de comprensión, o tradición esotérica, es conocido actualmente como la filosofía perenne, la sabiduría sin edad, la tradición de la sabiduría, o Teosofía. Se le llama esotérica debido a que se refiere a lo que está oculto, a lo que no es obvio. Trata con los procesos y leyes no vistos de la naturaleza, con aquellos que están detrás y más allá de la ciencia. Conlleva el estudio de los principios metafísicos que sostienen el universo, y se le llama Brahma Vidya o la Ciencia Divina.
En occidente, el término esotérico generalmente parece significar «difícil de entender, oscuro, abstruso». El esoterismo genuino, sin embargo, trata de los problemas básicos de la vida. Se refiere primariamente a las leyes universales que gobiernan los fenómenos naturales. Es una extensión a la aproximación científica a los principios que subyacen en el universo observable. Los genuinos esoteristas son una clase de científicos experimentales, porque ellos también son descubridores de lo que está oculto, y porque ellos también se sumergen en los secretos profundos de la naturaleza. Pero en lugar de limitar su trabajo y descubrimientos a la esfera de lo material, ellos ven la naturaleza como una vasta entidad orgánica de la cual el mundo físico no es sino el velo externo o cubierta. Ellos perciben que los reinos invisibles contienen los elementos causales de todo el Ser, produciendo en la esfera externa lo que es perceptible por los sentidos.
Varios aspectos de la tradición esotérica aparecieron en Caldea, Persia y Babilonia, y en las enseñanzas de Zoroastro. Egipto fue un repositorio de la tradición de la sabiduría durante siglos, y la Kabalah y el Zohar de los hebreos contienen su linaje. En Oriente, figuras como Lao-Tse, Confucio, Shankara y Gautama el Buddha enseñaron sus preceptos, tal como lo hicieron cientos de sabios y pandits menores. En las escuelas de misterios de la antigua Grecia, los estudiantes eran iniciados en sus principios, enseñados por filósofos tales como Platón, Pitágoras y Plotino.
Los Neo-Platónicos y los Neo-Pitagóricos exploraron una combinación de las enseñanzas griegas y de las orientales, particularmente aquéllas de la India. Hubo fertilización cruzada de la sabiduría como se enseñaba en India y en Occidente en esa época. Amonio Sacas de Alejandría fue el primero, según se tiene conocimiento, en usar la palabra Teosofía para la tradición. En el siglo III D.C., fundó el Sistema Teosófico Ecléctico con el objeto de reconciliar todas las sectas religiosas y naciones de la época bajo un sistema común de ética, una meta no diferente de la de la moderna Sociedad Teosófica.
Los primeros Cristianos Gnósticos mantuvieron muchos de los principios de la religión de la sabiduría, y existe evidencia en los Evangelios y en las Epístolas de que Jesús enseñó a sus discípulos verdades más profundas que las enseñadas al pueblo en general. Puede citarse como ejemplo que él estudió en la escuela de misterio de los Esenios.
Los fundadores de las grandes religiones enseñan algunos aspectos de la sabiduría antigua, y quedan trazas de ella en todas las religiones vivientes, aunque están generalmente enterradas por malinterpretaciones que se han acumulado a través de las edades. Sin embargo, hasta ahora la corriente principal de la cultura occidental se ha desarrollado entre líneas materialistas, mientras que estrechos y rígidos credos religiosos han dejado afuera la gran visión de la filosofía esotérica de un universo infundido del espíritu y el orden. Hubo varias razones para este alejamiento: el incendio de la biblioteca de Alejandría que contenía 700.000 volúmenes de la sabiduría y de la perspicacia filosófica de Roma, Grecia, India y Egipto; la ruptura de las comunicaciones entre Oriente y Occidente; el reavivamiento de las enseñanzas de Aristóteles, quien a diferencia de su maestro Platón, enfatizó el mundo de los sentidos y de las experiencias sencientes.

La Escuela de Atenas (fragmento en el que se ven a Platón y Aristóteles dialogando). Rafael Sanzio.
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